Fragmento del pregón de la Semana Santa de 2004 de Rafael Pérez Caballero.
La Santísima Virgen de la Amargura con San Juan Apóstol persigue a su hijo en la noche buscándolo sin encontrarlo. En la Puerta de San Juan, en la Trinidad, en la larga Carretería parece que lo ve a lo lejos, entre sus lágrimas. Pero no lo alcanzará nunca. Luego, más tarde, se encontrará con él cuando cargue con su cruz.
Ahora solamente se encuentra con ella el discípulo amado que Jesús más quería. Sólo la compañía del apóstol la protege de la noche, que se ha vuelto hostil hacia Jesús porque se le ha prendido como a un vulgar ladrón.
En sus filas, entre horquillas de respeto, bajo los blancos capuces y las túnicas azules los corazones de sus hijos la llenan de amor y cariño.
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